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  OO5.

Vaya mierda de día.

Todo había sido tan lindo que ahora que lo pensaba parecía extraño como él no había arruinado antes de alguna manera su encuentro son SeokJin y YoonGi, ¿es que a él lo perseguía la Ley de Murphy o cómo? ¡Universo, ¿Qué es lo que quieres del pobre y solitario Jung HoSeok?!

Para ese momento estaba completamente boca abajo sobre su cama con su cara pegada a su almohada en un intento por dejar de respirar por unos segundos, el cual fue completamente fallido. Quería llorar para drenar aquel malestar que se instaló en su pecho desde que notó como el auto en el que sus dos mayores iban había desaparecido por la carretera y que había aumentado como no tenía idea cuando ninguno de sus quién-sabe-cuántos mensajes fue recibido por el rubio.

Su malestar tenía nombre y apellido, y ese era Min YoonGi.

¿Por qué tenía que gustarle de esa manera? ¿Acaso su corazón no entendía cómo se supone que funcionaban las cosas?

¿Y si YoonGi ya no le hablaba? ¿Quizás hizo mal en decir aquello? ¿Ya no querría verlo nunca?

Pensar eso ultimo le hizo sentir que una parte de sí mismo se quebraban ¿recién lo había conocido en persona y ya no quería verlo? Reflexionar al respecto lo carcomía de una forma lenta, estresante, desesperante y muy, pero muy desagradable. Suspiró rendido y con desbordante tristeza contra la tela blanca de su almohada mientras se resignaba contra su en mente y dejaba que esta lo torturara como mejor le pareciera.

Finalmente y como consecuencia de tanto estrés su cuerpo se destensaba muy lentamente a la vez que parecía que los brazos de Morfeo comenzarían a arroparlo en medio de su vergüenza y sufrimiento, luego de tanto seguramente ya de quedaría dormido. Su rostro estaba ladeado para permitirse respirara, quizás quería morirse pero debería lograr hablar con el rubio antes de hacerlo, sus parpados ya estaban cerrados y poco a poco caían en el gran mundo de los sueños…

—¡¡Jung HoSeok!!

Entonces el gran grito por parte de SeokJin desde afuera de su casa junto con el repetitivo sonido de la irritante bocina de su auto lo hizo dar un gran respingo que eliminó todo rastro de falsa de falsa paz en su cuerpo. Aturdido se levantó con lentitud de su cama, apresurando los últimos pasos para llegar a su ventana debido a lo fastidiosos que se estaba volviendo el pelimorado luego de veinticuatro segundos sin atención.

Abrió la ventana de su habitación y asomó su cabeza por allí para ver a su Hyung.

—¡Apague eso! ¡Estoy aquí! —gritó HoSeok desde su ventana.

SeokJin se detuvo cuando miró al pelirrojo, dejó tranquilo el claxon, cerró la puerta de su auto y se acercó hasta un punto en donde el menor lo observaba mejor bajo la parcial oscuridad que comenzaba a arropar la ciudad.

—¿Por qué volvió? —preguntó el pelirrojo en un tono lo suficientemente alto como para ser escuchado pero sin llegar al punto de gritar a diferencia de segundos antes.

—Baja, tenemos que hablar —HoSeok estuvo a punto de negarse cuando el más alto añadió—. Si no bajas tocaré esa estúpida bocina hasta que no oigas nada más.

El menor rodó los ojos antes de asentir he irse a colocar una chaqueta sobre la pijama que ya se había colocado con anticipación. Bajó las escaleras de su hogar y abrió la puerta principal para encontrarse son SeokJin quién lo miraba de forma sospechosa mientras estaba recostado en la puerta del copiloto de su auto.

A paso rápido el menor se acercó.

—Ahora sí, Hyung ¿qué se supone le ocur-

En simultáneo a las palabras del menor, SeokJin sin dejar de mirarlo en ningún momento tocó con suavidad el vidrio oscuro de la puerta de la cual se encontraba recostado como una seña que HoSeok no captó de inmediato, para así luego abrirla y dejar salir a un algo encorvado y sonrojado YoonGi.

Las palabras del menor se atascaron en su garganta.

—He traído a YoonGi de regreso porque debe de hablar contigo —aseguró SeokJin con lo que a ojos de otras personas sería inocente, pero que a los de los otros dos presentes sabían completamente que podrían ser de todo menos aquello.

YoonGi levantó su cabeza y se permitió mirar a HoSeok antes de rodear a su amigo y acercarse al pelirrojo.

—YoonGi…

—He vuelto para hablar —confirmó el mayor con la poca confianza que tenía.

HoSeok prestó atención a cada palabra, sintiendo un pequeño escalofrió recorrer su espalda al escuchar la vagamente ronca voz del rubio. Lo miró a los ojos y se perdió en sus obres oscuros hasta que luego de varios segundos en silenció volvió a hablar.

—Me gustas, HoSeok.

Oh, vaya, escucharlo directamente del YoonGi real en lugar del que su mente creaba para molestarlo hacía todo mucho más diferente,

—Primero me enamoré de tus obras, de cada una de ellas… —afirmó el rubio con una risueña y nerviosa risa de por medio—. Luego de lo poco que escribías de ti para tus lectores, me enamoré de cada mensaje que me enviaste y justo en este momento sigo enamorado de ti mientras te veo.

Ahora sería HoSeok el que necesitara aquel tanque de oxígeno.

Quería decir una palabra que se asemejara o describiera lo mejor posible aquella gran emoción que revoloteaba e todo su cuerpo y le daba cosquillas que ya claramente sabía que indicaban ¿Pero cómo no iba a sentirse así? El muchacho al principio creyó que era un simple fanboy, quien en ese momento hacía que en su estómago se aparecieran limes de brillantes mariposas y que su corazón latiera desenfrenado, se había regresado a medio camino para confesar su amor con sus piernas temblorosas y su rostro completamente colorado.

Eso era una sensación que él personalmente nunca había experimentado, pero ahora estaba desbordando y, maldición, lo amaba.

Por otro lado, YoonGi estaba realmente nervioso, con todos eso sentimientos abrumadores pero agradables y su corazón en su mano. Completamente dispuesto a entregárselo al bonito pelirrojo frente a él. HoSeok se le había quedado mirando con la boca abierta y los ojos aguados durante casi un minuto entero y para ese momento el mayor ya no sabía si eso era un signo positivo o negativo.

Cientos de dudas principalmente negativas dieron vueltas por su mente, asustándolo, hasta que finalmente el de grandes ojos y baja estatura habló firmemente.

—yo creo… que tú también me gustas —y con cada palabra los ojos del menor se cristalizaron aún más hasta que al terminar su frase acabó desbordando un par o dos de lágrimas con una sonrisa que hicieron a YoonGi reaccionar de la misma manera cuando aquel horrible peso sobre sus hombros finalmente desapareció.

YoonGi se permitió abrazar al más bajo, gesto que fue correspondido de inmediato, el rostro de HoSeok quedó justo sobre el hombro del rubio así que se permitió apoyarse allí y dejar que las pequeñas lágrimas cayeran sobre la tela de la camisa del mayor quien dejó suaves caricias en su espalda con una gran y brillante sonrisa en su rostro.

Define soft.

—Creí que no me querrías ver más —confesó HoSeok luego de unos segundos en un cómodo silenció.

—¿Cómo puedes pensar eso? Yo creí que tú no me querías ver a mí.

El pelirrojo rio levemente sobre el hombro del rubio, pudo haberse separado pero la verdad era que disfrutaba bastante de aquella cercanía que tenían.

Era cómodo.

—HoSeok… —llamó YoonGi en un susurro.

—¿Sí?

—¡Me darías el privilegio de salir conmigo en una cita? —preguntó el mayor con timidez.

Y sin soltarse el menor susurró un risueño «sí» que logró que el corazón de YoonGi revoloteara con emoción y su sonrisa acabara de abarcar todo su lindo rostro.

Parecía medianamente emocionado pero lo que no sabían era que en su interior ya había cantado todo Ievan Polka tres veces sin fallar mientras bailaba alguna coreografía rusa como símbolo de victoria.

—Tengo miedo de estar soñando y que esto solo sea la escena de algún libro que haya leído —afirmo YoonGi luego de unos segundos de silencio.

—También yo —susurró HoSeok, más para sí mismo que para cualquier otro.

—Esto no es un párrafo de uno de tus libros, ¿verdad? —el menor meció su cabeza de un lado a otro pero sin alejarse del hombro en el que reposaba su frente— ¿Me lo prometes?

La cabeza del pelirrojo se separó de hombro del ligeramente más alto para verlo fijamente a sus pequeño a sus pequeños y oscuro ojos y así finalmente pellizcar levemente la mejilla del contrario antes de responder.

—Lo prometo, Yoonie.

Se miraron por unos segundos hasta que acabaron reventando aquella burbuja color rosa pastel cuando un llanto se escuchó detrás de ellos. En sincronía ambos voltearon hacía el origen del lloriqueo y preguntaron al unísono:

—¿SeokJin, estás llorando?

El más alto solo escondió su boca tras su mano y se fue hasta la parte de atrás de su auto para llorar tranquilo mientras repetía que solo necesitaba un momento.

La recién declarada pareja se rio con contagiosa jocosidad de la actitud del mayor antes de volverse a ver inconscientemente he irse acercando el uno al otro, con sus rostros teñidos en rojo y sus ojos cerrándose de apoco.

Para así terminar en un tierno y tímido beso como los de los libros más tiernos que escribía el pelirrojo.

Un beso que simplemente sería el inicio de una nueva y bonita historia.


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